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Ser es llamarse, o la importancia de llamarse Hospital Escuela de Salud Mental

¿Cómo nombrar a las instituciones? ¿Es el cartel, es la fachada lo que la define? ¿Será un decreto? ¿La tradición y las costumbres?

“Se debe tener mucho cuidado con los nombres de las personas y de los seres vivos, porque al pronunciarlos se toca su corazón y entramos dentro de su fuerza vital.”

Isabel Allende. Los Cuentos de Eva Luna. Wallimai.



En el año 2010 el Hospital Neuropsiquiátrico Dr. Antonio Luis Roballos de la ciudad de Paraná cambió su denominación por la de Hospital Escuela de Salud Mental, mediante el Decreto Nº490/10; una medida ampliamente celebrada por el colectivo de trabajadores por considerarla una expresión más fidedigna que refleja sus prácticas diarias en el hospital. Sin embargo, periódicamente reaparecen voces que consideran necesario “que el Hospital Escuela de Salud Mental continúe con la rica historia de la institución y mantenga el nombre del Dr. Antonio L. Roballos.” [1]

¿Cómo nombrar a las instituciones? ¿Es el cartel, es la fachada lo que la define? ¿Serán las firmas y sellos de un decreto? ¿La tradición y el uso, las costumbres? Como trabajadores preferimos pensar a éste, nuestro lugar de trabajo, como un espacio vivo, caracterizado por las prácticas que vamos construyendo y por el acontecer cotidiano. Si hay una certeza en las palabras de Isabel Allende que abren este artículo, es que no se puede nombrar(nos) sin tocar una fibra íntima, algo que nos convoca, que nos incluye (o no) como parte activa de este cuerpo que es, en definitiva, el de la Salud Pública. Como rezara el colectivo por los derechos de los discapacitados, nos apropiamos de aquel “nada sobre nosotros, sin nosotros”. Nombrar al hospital es nombrarnos a los que día a día lo hacemos y lo habitamos. Y esto significa que no puede proclamarse nuestra propia identidad sin contar con nuestra participación completa y directa. En palabras de Unamuno, “el nombre es esencia” y llamarnos Hospital Escuela de Salud Mental es, hoy en día, un enunciado de identidad para nosotros.

Esta nueva denominación no fue azarosa ni intempestiva sino que aconteció justamente en un momento de inflexión en nuestro campo de trabajo representado por la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657/10. Nada que los trabajadores y las trabajadoras del entonces hospital neuropsiquiátrico desconocieran: la concepción ampliada de salud mental “como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos”. [2] La ley argentina comienza a amparar y promover los servicios que tiendan a preservar la salud mental de los ciudadanos bajo una dinámica de construcción social que les garantice los derechos humanos fundamentales.

Con el fundamento de concebir a la persona con padecimiento mental como sujeto de derecho y ya no como objeto de asistencia, tutela y protección; la 26.657 corre el eje del tratamiento en el profesional, haciendo partícipe a cada persona en las decisiones respecto a su propio proceso de salud-enfermedad con el acompañamiento y consejo de un equipo interdisciplinario. En nuestro hospital, actualmente, se desempeñan en diferentes equipos (asistenciales y de la administración) algunas de las siguientes disciplinas: trabajo social, terapia ocupacional, psicología, medicina, psiquiatría, comunicación social, enfermería, abogacía, archivología, bioquímica, farmacia, kinesiología, gerontología, educación física, nutrición, psicopedagogía, acompañamiento terapéutico, educación de nivel inicial, artes plásticas, administración pública, contabilidad, informática, entre otras. Este espíritu interdisciplinar que caracteriza tan marcadamente a nuestra institución se contrapone, en cierta manera, a la alusión a un único profesional como modo de nombrarse. La realidad nos muestra que no existe hoy un único nombre propio que pueda abarcar esta multiplicidad.

En el proceso de re-nombrarnos, el rescate de la persona del Dr. Antonio Roballos fue pilar fundamental a la hora de disponernos a elaborar nuestra historia como institución. El contacto con sus familiares Mario Chiesa, Cristina, Edith Noemí y Mecha Roballos devino en 2013 -en el marco del cincuentenario del hospital- en una extensa reseña de esta prolífica personalidad de la Salud Pública argentina que fue publicada en diversos medios provinciales. Además, hacia el interior de la comunidad hospitalaria, dedicamos una tapa del boletín institucional mensual Sin Chaleco del mes de junio de 2013 exclusivamente a su biografía, con datos aportados por sus familiares.

El Dr. Antonio Luis Roballos desarrolló su actividad alternando sus energías entre la gestión pública, la acción filantrópica y la labor académica y docente. A los 23 años -apenas recibido de médico por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires- se casó y se instaló en Paraná, donde durante 17 años ejerció la profesión, dedicando todos sus esfuerzos al mejoramiento del sistema de salud entrerriano. A los 40 años se trasladó a Córdoba, para hacerse cargo de la Colonia Santa María y cinco años después dirigió uno de los Dispensarios Públicos Antituberculosos.

En la ciudad de Paraná fue reconocido y ampliamente respetado, tanto dentro de la profesión como en la función pública y en la sociedad en general. Antonio Luis Roballos falleció en 1935 en la ciudad de Buenos Aires. Quizás por su entrega y dedicación en pos de la Salud Pública, o como reconocimiento a su altruismo; pasados unos años de su partida, se encuentra una buena excusa para homenajearlo en nuestra provincia, nombrando a un emergente hospital neuropsiquiátrico con su nombre y apellido.

Lo que escapaba de aquel merecido reconocimiento fue el devenir institucional en el imaginario colectivo entrerriano. Similar a lo sucedido con otras instituciones asilares (basta con mencionar el ejemplo de “el Borda”, en la ciudad de Buenos Aires), el ilustre apellido Roballos se convirtió en poco tiempo en sinónimo de encierro y exclusión.  “El roballos” y lo que pasaba allí dentro pasaron a ser un tabú y el acudir allí, algo parecido a la vergüenza. La historia clínica recién inaugurada sellaba sobre el paciente el doloroso rótulo de ser “un roballero”, como un modo de sustantivar un padecimiento que pareciera ser inmutable y eterno. El costo simbólico que genera en nuestra ciudad y provincia el haber pasado por “el Roballos” fueron motivos fuertes para pensar la adecuación de la nominación. Esta decisión representa una política clara en pos de evitar el estigma que genera asociar al usuario de este hospital con la peligrosidad, la anormalidad y la incapacidad. Si bien es un paso importante en esta empresa en que nos hemos embarcado los trabajadores de la Salud Pública, las representaciones culturales alrededor de nuestro hospital siguen aún ancladas en el asistencialismo y la discriminación propias del viejo paradigma manicomial y de las prácticas hegemónicas. Entendemos que, siete años después del cambio de nombre, cada vez que alguien dice “el roballos” está contribuyendo a la legitimación y reproducción de aquellos estereotipos negativos que vulneran a los usuarios, afectan a su entorno y condicionan el pleno acceso a un tratamiento digno y respetuoso de sus derechos. [3]

Por todo lo dicho, el equipo de gestión del Hospital Escuela de Salud Mental puso la inquietud de volver a la antigua denominación a disposición de los trabajadores presentes en el día institucional realizado el 26 de mayo de 2017. La decisión unánime y colectiva fue la de expresar públicamente -una vez más- nuestra postura respecto al modo de llamarnos y reafirmar que es ésta nuestra identidad. Por otro lado, se resolvió organizar en el corto plazo un reconocimiento público al Dr. Roballos, como muestra de gratitud y de pertenencia institucional.


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  1. Extracto del Proyecto de Comunicación firmado por el Senador Provincial Exequiel Blanco, “por el que solicita al Poder Ejecutivo que, a través del organismo que corresponda, instrumente los medios necesarios para modificar el Art. 1° del Decreto N° 4901/10, disponiendo cambio de nombre”. La Sra. Presidente de la Comisión de Salud Pública, Medio Ambiente Humano y Drogadicción, Senadora Provincial Nancy Miranda solicita “al Sr. Director del HESM, Dr. Carlos Barbera (sic) para conocer su opinión y sugerencias”. Expte. N° 1964075 Ministerio de Salud de Entre Ríos (10/04/2017).

  2. Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657, art. 3. (2010)

  3. Principios de las Naciones Unidas sobre la Discriminación, principio 1.4. "No habrá discriminación por motivo de enfermedad mental. Por 'discriminación' se entenderá cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad (...)."  (1991)

Comentarios

Nora das biaggio Hace 8 años
28-06-2017 16:09:05

Hospital escuela de salud mental da cuenta de la adaptación activa a la realidad, transformar para transformarse haciendo eje en el vector aprendizaje.
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